Divini illius Magistri (en español, Aquel Divino Maestro) es la 15.ª encíclica del papa Pío XI, publicada el 31 de diciembre de 1929, consagrada al tema de la educación cristiana de la juventud.
Contenido
El papa inicia solemnemente la encíclica recordando que habla en nombre de Jesucristo.
Aunque en distintas ocasiones el papa había dirigido palabras de exhortación a los educadores y a los jóvenes con orientaciones sobre el modo de afrontar la tarea educativa, ante la controversia actual sobre este problema considera necesario tratar este tema con más amplitud y profundidad pues
A quién pertenece la misión de educar
El hombre, como ser social, está vinculado a dos sociedades de orden natural (la familia y la sociedad civil) y a una sociedad sobrenatural (la Iglesia); en consecuencia a las tres sociedades les corresponde la tarea de educar, aunque de distinta forma, de acuerdo con la relación que el hombre tiene con cada una de ellas.
El mandato de Cristo: "id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado"[2] y la maternidad sobrenatural que corresponde a la Iglesia sobre los cristianos como hijos suyos.
La educación corresponde también a la familia que recibe inmediatamente del Creador es misión, se trata al mismo tiempo de un derecho y de un deber al que no puede renunciar. Por otra parte, los poderes del Estado pueden ayudar, crear las infraestructuras y formular sus necesidades pero no puede suplantar a la familia en la atrea de educar a sus hijos.
El sujeto de la educación
Esta realidad hace que el papa denuncie cuatro errores prácticos que pueden producirse en la educación de los jóvenes: 1) un naturalismo pedagógico que omite la atención a los sobrenatural; 2) la afirmación de una pretendida autonomía y libertad ilimitada en el niño; 3) entender que una educación sexual meramente natural, sin acudir a los medios sobrenaturales, puede inmunizar de los peligros de la concupiscencia; 4) la coeducación, derivada del naturalismo negador del pecado original.[cita requerida]
El ambiente propio de la educación
El papa señala a la familia como el ambiente natural y necesario para la educación, y ante el pelgro de que se descuide este aspecto la encíclica recuerda que
Pero una vez sentado este principio el papa trata por extenso los peligros de una escuela en que la educación no esté informada por las verdades de la fe, y denuncia de modo especial la llamada escuela neutra
El hecho de que en un país haya personas de distintas religiones no impone la necesidad de la escuela mixta o neutra, porque el Estado puede proveer a la instrucción pública si deja libertad y ayuda económicamente la iniciativas de la Iglesia y de las familias.
El fin y la forma de la educación
Para finalizar la encíclica, el papa expone cuál es el fin de la educación cristiana: cooperar con la gracia divina en la formación del cristiano, y añade:
Referencias
Véase también
- Pío XI
- Encíclicas de Pío XI
- coeducación
- educación sexual
- Martaelena Negrete Salas
- Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado con Iglesia católica.
Enlaces externos
- Divini illius Magistri, texto original en latín
- Divini illius Magistri, versión oficial en español




